Adiós



Suspiramos lo mismo los dos y hoy somos parte de una lluvia lejos... Casi dos años de relación, casi dos años de vivir con alguien más, de compartir el espacio, la comida, los gastos, gestos, el cariño, las peleas, los gustos, los disgustos, las tardes de lluvia, los días soleados, de llegar temprano para verlo, de enojarme con él, de que se enojara conmigo, las caricias, los abrazos, las cobijas, al perro, de terminar por desencantarme de las cosas que en un principio tal vez me gustaban o tal vez no... no me confundo, no sirve el rencor, son espasmos después del adiós... una vez más de sentir que algo muy pero muy bueno se quedó ahí y no llegó a ningún lugar. Casi dos años que en vez de nombrarlo equivocación prefiero pensarlo como experiencia, como aprendizaje, como etapa de conocimiento de mi misma viviendo con alguien más y obviamente de alguien más viviendo conmigo, de conocerme fuera de mi zona de confort y construyendo una nueva vida... tal vez colmamos la necesidad, pero hay vacíos que no podíamos llenar.

Ayer leía mis diarios de la adolescencia, esa eterna lucha de dos años por conquistar mi monte Everest juvenil, esa batalla que luché con todo para conseguir a ese chico que tanto sufrí y tanto disfruté, leí después pasajes de las relaciones posteriores, una triste historia tras otra, o al menos esa fue mi perspectiva desde hoy que estoy triste, desde hoy que siento que las cosas no tendrían por qué ser así desde aquel entonces hasta hoy que siento que estoy viviendo una injusticia en carne viva... Pongo canciones tristes para sentirme mejor, mi esencia es más visible, y espero con todo mi corazón que del mismo dolor venga un nuevo amanecer...

Que no conocíamos la profundidad y un día no dió para más, eso nos dijeron muchos, que fue muy precipitado, que no debimos apresurarnos tanto que debimos darnos tiempo para conocernos antes de aventurarnos a lo que tenía que ser un compromiso de toda la vida... y creérmelo, que fue para toda la vida... no dió para más.

Poder decir adiós es crecer.

Me decía una amiga, que hay 4 llamadas "leyes de la espiritualidad" y dicen más o menos así "La persona que llega es la persona correcta, nadie llega por accidente a nuestras vidas". "Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido", "En cualquier momento que comience es el momento correcto, todo comienza en el momento indicado, ni antes ni después" y finalmente "Cuando algo termina, termina" Cuando algo finaliza en nuestras vidas es porque es el momento de evolucionar con ese conocimiento recién adquirido... separarse de la especie por algo superior, no es soberbia es amor... Quiero creer todo esto porque en realidad es un consuelo perfecto para justificar el no poder o no querer hacer nada, para creer que hay un plan maestro o supremo y que las cosas tomarán orden... se supone que así debe ser. Quedo esperando ecos que no volverán, flotando entre rechazos... y del mismo dolor necesito en verdad que vuelva un nuevo amanecer.

Poder decir adiós es crecer.

Comentarios